PARÁBOLAS DE JESÚS
F. Sobre la riqueza
Parábola del rico insensato
Uno de entre la multitud le pidió:—Maestro, dile a mi
hermano que comparta la herencia conmigo. —Hombre
—replicó Jesús—, ¿quién me
nombró a mí juez o árbitro entre vosotros ?
»¡Tened cuidado! —advirtió a la gente—.
Absteneos de toda avaricia; la vida de una persona
no depende de la abundancia de sus bienes.
Entonces les contó esta parábola:—El terreno de un
hombre rico le produjo una buena cosecha. Así que se puso
a pensar: “¿Qué voy a hacer? No tengo dónde
almacenar mi cosecha. Por fin dijo: “Ya sé lo que
voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros
más grandes, donde pueda almacenar todo mi grano y mis
bienes. Y diré: alma mía, ya tienes bastantes cosas
buenas guardadas para muchos años. Descansa, come, bebe y goza
de la vida.
Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te van a reclamar la vida.
¿Y quién se quedará con lo que has
acumulado? »Así le sucede al que acumula riquezas
para sí mismo, en vez de ser rico delante de Dios.
Lucas 12:16-21
Parábola del gran banquete
Uno de los que estaban sentados a la mesa con Jesús le
dijo:—¡Dichoso el que coma en el banquete del reino de
Dios!
Jesús le contestó:—Cierto hombre preparó un
gran banquete e invitó a muchas personas. A la hora del
banquete mandó a su siervo a decir a los invitados:
“Venid, porque ya todo está listo.
Pero todos, sin excepción, comenzaron a disculparse. El primero
le dijo: “Acabo de comprar un terreno y tengo que ir a verlo. Te
ruego que me disculpes. Otro adujo: “Acabo de comprar cinco
yuntas de bueyes, y voy a probarlas. Te ruego que me disculpes.
Otro alegó: “Acabo de casarme y por eso no puedo ir.
El siervo regresó e informó de esto a su señor.
Entonces el dueño de la casa se enojó y mandó a su
siervo: “Sal de prisa por las plazas y los callejones del pueblo,
y trae acá a los pobres, a los inválidos, a los cojos y a
los ciegos. “Señor —le dijo luego el
siervo—, ya hice lo que me mandaste, pero todavía sobra
sitio. Entonces el señor le respondió: “Ve
por los caminos y las veredas, y oblígalos a entrar para que se
llene mi casa. Os digo que ninguno de aquellos invitados
disfrutará de mi banquete.
Lucas 14:16-24
Parábola del administrador astuto
Jesús contó otra parábola a sus discípulos:
«Un hombre rico tenía un administrador a quien acusaron de
derrochar sus bienes. Así que lo mandó llamar y le
dijo: “¿Qué es esto que me dicen de ti? Rinde
cuentas de tu administración, porque ya no puedes seguir en tu
puesto. El administrador reflexionó:
“¿Qué voy a hacer ahora que mi patrón va a
quitarme del puesto? No tengo fuerzas para cavar, y me da
vergüenza pedir limosna.
Tengo que asegurarme de que, cuando me echen de la
administración, haya gente que me reciba en su casa. ¡Ya
sé lo que voy a hacer! »Llamó entonces a cada
uno de los que debían algo a su patrón. Al primero le
preguntó: “¿Cuánto debes a mi
patrón? “Cien barriles de aceite. El administrador
entonces le dijo: "Aquí está tu vale; siéntate
rápido y haz otro por cincuenta solamente." Luego
preguntó al segundo: “Y tú, ¿cuánto
debes? Y le dijo: "Cien medidas de trigo." Entonces le dijo:
!Aquí está tu vale; haz otro por ochenta solamente."
»Pues bien, el patrón elogió al administrador de
riquezas mundanas por haber actuado con astucia. Es que los de este
mundo, en su trato con los que son como ellos, son más astutos
que los que han recibido la luz. Por eso os digo que os valgáis
de las riquezas mundanas para ganar amigos, a fin de que cuando
éstas se acaben haya quienes os reciban en las viviendas eternas.
»El que es honrado en lo poco, también lo será en
lo mucho; y el que no es íntegro en lo poco, tampoco lo
será en lo mucho. Por eso, si no habéis sido
honrados en el uso de las riquezas mundanas, ¿quién os
confiará las verdaderas? Y si con lo ajeno no
habéis sido honrados, ¿quién os dará lo que
os pertenece?
Lucas 16:1-12