PARÁBOLAS DE JESÚS


B. Sobre los Valores de Dios

Parábola de los dos hijos

»¿Qué os parece? —continuó Jesús—. Había un hombre que tenía dos hijos. Se dirigió al
primero y le pidió: “Hijo, ve a trabajar hoy en el viñedo. “No quiero", le contestó. Pero
después, arrepentido, fue a trabajar. Luego el padre se dirigió al otro hijo y le pidió lo mismo. Éste contestó: “Sí, señor, voy." Pero no fue.
¿Cuál de los dos hizo lo que su padre quería?—El primero —contestaron ellos.
Jesús les dijo:—Os aseguro que los recaudadores de impuestos y las prostitutas van delante de vosotros hacia el reino de Dios. Porque Juan el Bautista fue enviado a vosotros para señalaros el camino de la justicia, y no le creísteis pero los recaudadores de impuestos y las prostitutas sí le creyeron. E incluso después de ver esto, no os arrepentísteis para creer en él.
Mateo 21:28-32




Parábola de los labradores malvados

»Escuchad otra parábola: Había un propietario que plantó un viñedo. Lo cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Luego arrendó el viñedo a unos labradores y se fue de viaje. Cuando se acercó el tiempo de la cosecha, mandó sus siervos a los labradores para recibir de éstos lo que le correspondía. Los labradores agarraron a esos siervos; golpearon a uno, mataron a otro y apedrearon a un tercero. Después les mandó otros siervos, en mayor número que la primera vez, y también los maltrataron. »Por último, les mandó a su propio hijo, pensando: “¡A mi hijo sí lo respetarán! Pero cuando los labradores vieron al hijo, se dijeron unos a otros: “Éste es el heredero. Matémoslo, para quedarnos con su herencia. Así que le echaron mano, lo arrojaron fuera del viñedo y lo mataron. »Ahora bien, cuando vuelva el dueño, ¿qué hará con esos labradores?  —Hará que esos malvados tengan un fin miserable —respondieron—, y arrendará el viñedo a otros labradores que le den lo que le corresponde cuando llegue el tiempo de la cosecha.

Les dijo Jesús:—¿No habéis leído nunca en las Escrituras:

»La piedra que desecharon los constructores
ha llegado a ser la piedra angular;
esto es obra del Señor,
y nos deja maravillados»

Por eso os digo que se os quitará el reino de Dios y se le entregará a un pueblo que produzca los frutos del reino. El que caiga sobre esta piedra quedará despedazado, y si ella cae sobre alguien, lo hará polvo. Cuando los jefes de los sacerdotes y los fariseos oyeron las parábolas de Jesús, se dieron cuenta de que hablaba de ellos. Buscaban la manera de arrestarlo, pero temían a la gente porque ésta lo consideraba un profeta.
Mateo 21:33-46




El ejemplo de la higuera sin fruto

Entonces les contó esta parábola: «Un hombre tenía una higuera plantada en su viñedo, pero cuando fue a buscar fruto en ella, no encontró nada. Así que le dijo al viñador: “Mira, ya hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no he encontrado nada. ¡Córtala! ¿Para qué ha de ocupar terreno? “Señor —le contestó el viñador—, déjala todavía por un año más, para que yo pueda cavar a su alrededor y echarle abono. Así tal vez en adelante dé fruto;
si no, córtala.
Lucas 13:6-9




Parábola del banquete de bodas

Jesús volvió a hablarles en parábolas, y les dijo:
«El reino de los cielos es como un rey que preparó un banquete de bodas para su hijo.
Mandó a sus siervos que llamaran a los invitados, pero éstos se negaron a asistir al banquete.  Nuevamente mandó a otros siervos y les ordenó: “Decid a los invitados que ya he preparado mi comida: Ya han matado mis bueyes y mis reses engordadas, y todo está listo. Venid al banquete de bodas. Pero ellos no hicieron caso y se fueron: uno a su campo, otro a su negocio. Los demás agarraron a los siervos, los maltrataron y los mataron. El rey se enfureció. Mandó su ejército a destruir a los asesinos y a incendiar su ciudad. Luego dijo a sus siervos: “El banquete de bodas está preparado, pero los que invité no merecían venir. Id al cruce de los caminos e invitad al banquete a todos los que encontréis. Así que los siervos salieron a los caminos y reunieron a todos los que pudieron encontrar, buenos y malos, y se llenó de invitados el salón de bodas. »Cuando el rey entró a ver a los invitados, notó que allí había un hombre que no estaba vestido con el traje de boda. “Amigo, ¿cómo entraste aquí sin el traje de boda?  Entonces el rey dijo a los sirvientes: “Atadlo de pies y manos, y echadlo afuera, a la oscuridad, donde habrá llanto y rechinar de dientes. 
Porque muchos son los invitados, pero pocos los escogidos.»
Mateo 22:1-14



Parábola del siervo despiadado

»Por eso el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. 
Al comenzar a hacerlo, se le presentó uno que le debía miles y miles de monedas de oro.
Como éste no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él, a su esposa y a sus hijos, y todo lo que tenía, para así saldar la deuda. El siervo se postró delante de él. “Ten paciencia conmigo —le rogó—, y te lo pagaré todo. El señor se compadeció de su siervo, le perdonó la deuda y lo dejó en libertad. »Al salir, aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros que le debía cien monedas de plata. Lo agarró por el cuello y comenzó a estrangularlo. “¡Págame lo que me debes!  Su compañero se postró delante de él. “Ten paciencia conmigo —le rogó—, y te lo pagaré.  Pero él se negó. Más bien fue y lo hizo meter en la cárcel hasta que pagara la deuda.  Cuando los demás siervos vieron lo ocurrido, se entristecieron mucho y fueron a contarle a su señor todo lo que había sucedido. Entonces el señor mandó llamar al siervo. “¡Siervo malvado! —le increpó—. Te perdoné toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también haberte compadecido de tu compañero, así como yo me compadecí de ti? Y enojado, su señor lo entregó a los carceleros para que lo torturaran hasta que pagara todo lo que debía. »Así también mi Padre celestial os tratará, a menos que cada uno perdone de corazón a su hermano.
Mateo 18:23-35