PARÁBOLAS DE JESÚS
C. Sobre la Oración
Jesús enseña sobre la oración
»Supongamos —continuó— que uno de vosotros
tiene un amigo, y a medianoche va y le dice: “Amigo,
préstame tres panes, pues se me ha presentado un amigo
recién llegado de viaje, y no tengo nada que ofrecerle. Y
el que está dentro le contesta: “No me molestes. Ya
está cerrada la puerta, y mis hijos y yo estamos acostados. No
puedo levantarme a darte nada. Os digo que, aunque no se levante
a darle pan por ser amigo suyo, sí se levantará por su
impertinencia y le dará cuanto necesite.
»Así que yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y
hallaréis; llamad, y se os abrirá la puerta. Porque
todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se
le abre.
Lucas 11:5-10
Parábola de la viuda insistente
Jesús contó una parábola a sus discípulos
para mostrarles que debían orar siempre, sin desanimarse.
Les dijo: «Había en cierto pueblo un juez que no
tenía temor de Dios ni consideración por nadie. En
el mismo pueblo había una viuda que insistía en pedirle:
“Hazme justicia contra mi adversario. Durante algún
tiempo él se negó, pero por fin concluyó:
“Aunque no temo a Dios ni tengo consideración por
nadie, como esta viuda no deja de molestarme, voy a tener que
hacerle justicia, no sea que con sus visitas me haga la vida
imposible. Continuó el Señor: «Tened en
cuenta lo que dijo el juez injusto. ¿Acaso Dios no
hará justicia a sus escogidos, que claman a él día
y noche? ¿Se tardará mucho en responderles? Os digo
que sí les hará justicia, y sin demora. No obstante,
cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe en la
tierra?»
Lucas 18:1-8