La Vida Nueva





En Cristo he encontrado la posibilidad de la vida nueva.

... En nuestra relación con Jesús hemos de hablar el lenguaje del amor,
que es el de la relación perfecta.
¿Por qué?

Jesús representa el ideal de vida, la plenitud, el ejemplo de la grandeza de la vida humana.
No hay nadie más que haya alcanzado la cima de la humanidad que El alcanzó.
Si queremos saber que espera Dios de nosotros hemos de volvernos hacia Jesús y admirar su vida.
Por esto es bueno, y hermoso, y bíblico hablar de amar a Jesús,
si conseguimos evitar la sensiblería y entender que
amarlo es haber encontrado en El el ideal de mi vida y haber sido conquistado por El,
por su amor sacrificial a favor mío y de todos.

Muy a menudo hemos prostituido la idea del amor,
situándolo más en el campo de los sentimientos que en el de las relaciones.
Y es en este último campo donde el amor muestra todas sus posibilidades.

Amar es haber alcanzado la armonía en las relaciones humanas y habría que añadir,
para ser correctos, en todas las relaciones humanas.
Porque amar a trozos, parcialmente, a unos sí y a otros no, es cosa que está a nuestro alcance
pero que muy a menudo nos acarrea más problemas que soluciones.

En la Biblia, amar al prójimo siempre va precedido de amar a Dios,
porque sólo en Dios no hay excepciones.
En El son iguales los que llamamos amigos y enemigos,
tienen la misma consideración las mujeres que acompañaron a Jesús al pie de la cruz,
que los soldados que le clavaron  los clavos.
La relación perfecta se expresa en Jesús en el acto del perdón,
expresión suprema del amor auténtico.

Ser cristiano, si lo miramos desde este ángulo, es haber encontrado en Jesús el ejemplo
y la fuerza para una vida nueva,
lejos de la ley de talión y de la venganza.

A uno de los pastores de nuestra iglesia, ya en la presencia del Señor,
se le iluminaba el rostro cuando preguntaba a un no creyente.

¿Qué piensa que sería el mundo si todos fuésemos como Cristo?

La respuesta era siempre obvia y la recomendación del pastor era también siempre la misma:
¿Por qué no tratamos de serlo?

Cristo, para cualquier lector del evangelio, representa la relación perfecta entre los hombres,
el triunfo del amor, así como la plena armonía y la superación de los enfrentamientos
que de tal manera conmocionan y amargan la vida.

La vida nueva es la posibilidad que Jesús nos abre a todos para la renovación de nuestro mundo.
Ya es la vida de arriba, nacida del Espíritu, alimentada por la Palabra de Dios,
con proyección de eternidad.

Esta vida es la verdadera y tiene como base y fundamento –única base y fundamento-
el amor de Dios que nos lleva a amarlo y a amar, sin exclusiones.
No  se trata de centrar la vida en el amor a los hermanos.
Amar a Dios significa que los hermanos se unen y se aman para amar sin ningún otro
complemento directo que la persona que, en cada momento de la vida, tengo a mi lado.

Dios tiene un proyecto de vida para nosotros, los hombres y las mujeres de este mundo:
la renovación de la vida mediante la aceptación del amor de Dios puesto de manifiesto en la cruz.

Quien se deja penetrar por este amor y hace del amor el centro de sus relaciones con los demás,
empieza un camino nuevo en el que irá de luz en luz hasta alcanzar la plenitud en el Reino de Dios.

Enric Capó


Y éste es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo,
y que nos amemos los unos a los otros, pues así lo ha dispuesto.
1 Juan 3:23


leer más: testimonios