La Lógica de Einstein 


Dos niños patinaban en un lago congelado de Alemania.
Era una tarde nublada y fría.
Los niños jugaban despreocupados.

De repente, el hielo se quebró y uno de los niños se cayó,
quedando preso en la grieta del hielo.
El otro, viendo su amigo preso y congelándose,
tiró un patín y comenzó a golpear el hielo con todas sus fuerzas
hasta, por fin, conseguir quebrarlo y libertar el amigo.



Cuando los bomberos llegaron y vieron lo que había pasado, preguntaron al niño:
“¿Cómo conseguiste hacer eso?
¡Es imposible que consiguieras partir el hielo, siendo tan pequeño y con tan pocas fuerzas!"




Einstein:
- Yo sé cómo lo hizo.
- ¿Cómo? - Le preguntaron.

“Es sencillo, respondió Einstein, no había nadie para decirle que no era capaz”.

'Dios nos hizo perfectos y
no escoge a los capacitados,
sino que capacita a los escogidos'.

Hacer o no hacer algo, sólo depende de nuestra voluntad y perseverancia.
(Albert Einstein)

Conclusión :
Preocúpate más con tu conciencia que con tu reputación.
Porque tu consciencia es lo que eres, y tu reputación es lo que los otros piensan de ti.
Lo que los otros piensan, es su problema.
desconozco su autor




Los pavos no vuelan


Cuentan de un paisano de Catamarca que se encontró en el campo un huevo muy grande.
Nunca había visto nada igual. Decidió llevarlo a su casa.

- ¿Será de avestruz?- preguntó su mujer.

- No, es demasiado abultado- dijo el abuelo.

- ¿Y si lo rompemos?- propuso el ahijado.

- Es una lastima. Perderíamos una hermosa curiosidad- respondió cuidadosamente la abuela.

- Miren, en la duda, se lo voy a colocar a la pava que está calentando los huevos.
Tal vez con el tiempo nazca algo- afirmó el paisano. Y así lo hizo.

Cuenta la historia que a los 15 días nació un pavito oscuro, grande, nervioso, que
con mucha avidez comió todo el alimento que encontró a su alrededor.
Luego miró a la madre con vivacidad y le dijo con entusiasmo:
"Bueno, ahora vamos a volar".

La pava se sorprendió muchísimo de la proposición de su flamante crío, y le explicó:
"Mirá, los pavos no vuelan. A ti te hace mal comer apurado".

Entonces todos trataron de que el pavito coma más despacio, el mejor alimento y en la medida justa. Pero el pavito terminaba su almuerzo o su cena, su desayuno o merienda y les decía a sus hermanos "Vamos muchachos, ¡a volar!"

Todos los pavos le explicaban nuevamente: "Los pavos no vuelan. A ti te hace mal la comida."

Tantas veces le repetían aquello, que con el tiempo, el pavito fue hablando más de comer,
y menos de volar. Y creció y murió en la pavada general.
¡Pero era un cóndor! Había nacido para volar hasta los 7000 metros, pero, como nadie volaba...



El riesgo de morir en la pavada general es muy grande. ¡Como nadie vuela!

Muchas puertas están abiertas porque nadie las cierra,
y otras puertas están cerradas porque nadie las abre.
El miedo al hondazo es terrible pero la verdadera protección está en las alturas.
Especialmente cuando hay hambre de elevación y buenas alas.
desconozco su autor