Me has dado a conocer la senda de la vida;
me llenarás de alegría en tu presencia, y de dicha eterna a tu derecha.
Salmo 16:11





....alegraos de que vuestros nombres están escritos en el cielo.
Lucas 10:20



El fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad,
fidelidad, humildad y dominio propio.
Gálatas 5:22-23a
reflexiones



Alabanza a Dios por una esperanza viva

¡Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo! Por su gran misericordia,
nos ha hecho nacer de nuevo mediante la resurrección de Jesucristo, para que
tengamos una esperanza viva y recibamos una herencia indestructible, incontaminada
e inmarchitable. Tal herencia está reservada en el cielo para vosotros, a quienes
el poder de Dios protege mediante la fe hasta que llegue la salvación que se ha de revelar
en los últimos tiempos. Esto es para vosotros motivo de gran alegría, a pesar de que
hasta ahora habéis tenido que sufrir diversas pruebas por un tiempo. El oro,
aunque perecedero, se acrisola al fuego. Así también vuestra fe, que vale mucho más
que el oro, al ser acrisolada por las pruebas demostrará que es digna de aprobación,
gloria y honor cuando Jesucristo se revele. Vosotros le amáis a pesar de no haberle visto;
y aunque no le véis ahora, creéis en él y os alegráis con un gozo indescriptible y glorioso,
 pues estáis obteniendo la meta de vuestra fe, que es vuestra salvación.
1 Pedro 1:3-9





Que el Dios de la esperanza os llene de toda alegría y paz a vosotros que creéis en él,
para que reboséis de esperanza por el poder del Espíritu Santo.
Romanos 15:13



Pero que se alegren todos los que en ti buscan refugio;¡que canten siempre jubilosos!
Extiende tu protección, y que en ti se regocijen todos los que aman tu nombre.
Porque tú, Señor, bendices a los justos; cual escudo los rodeas con tu buena voluntad.
Salmo 5:11-12



Pero yo confío en tu gran amor; mi corazón se alegra en tu salvación.
Canto salmos al Señor. ¡El Señor ha sido bueno conmigo!
Salmo 13:5-6
reflexiones





Bendito sea el Señor, que ha oído mi voz suplicante.
El Señor es mi fuerza y mi escudo; mi corazón en él confía; de él recibo ayuda.
Mi corazón salta de alegría, y con cánticos le daré gracias.
Salmo 28:6-7