Veinte años atrás me hablaron del Señor,
pero tuve que tocar fondo para llegar a Él por mi depresión,
junto a mi esposa,
me sacó del pozo cenagoso en el que estaba,
me bendijo y me sanó de un ACV (Accidente Cerebrovascular),
mi familia es bendecida y protegida por Él,
conocerlo es lo mejor que me pudo pasar.
Dios los bendiga a todos ustedes.
Ramón Daniel y Nora Cristina
Este testimonio me fue enviado por Ramón Daniel y Nora Cristina
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1 Puse en el Señor toda mi esperanza; él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor.
2 Me sacó de la fosa de la muerte, del lodo y del pantano;
puso mis pies sobre una roca, y me plantó en terreno firme.
3 Puso en mis labios un cántico nuevo, un himno de alabanza a nuestro Dios.
Al ver esto, muchos tuvieron miedo y pusieron su confianza en el Señor.
4 Dichoso el que pone su confianza en el Señor y
no recurre a los idólatras ni a los que adoran dioses falsos.
5 Muchas son, Señor mi Dios, las maravillas que tú has hecho.
No es posible enumerar tus bondades en favor nuestro.
Si quisiera anunciarlas y proclamarlas, serían más de lo que puedo contar.
6 A ti no te complacen sacrificios ni ofrendas, pero me has hecho obediente;
tú no has pedido holocaustos ni sacrificios por el pecado.
7 Por eso dije: «Aquí me tienes—como el libro dice de mí—.
8 Me agrada, Dios mío, hacer tu voluntad; tu ley la llevo dentro de mí.»
9 En medio de la gran asamblea he dado a conocer tu justicia.
Tú bien sabes, Señor, que no he sellado mis labios.
10 No escondo tu justicia en mi corazón, sino que proclamo tu fidelidad y tu salvación.
No oculto en la gran asamblea tu gran amor y tu verdad.
11 No me niegues, Señor, tu misericordia; que siempre me protejan tu amor y tu verdad.
12 Muchos males me han rodeado; tantos son que no puedo contarlos.
Me han alcanzado mis iniquidades, y ya ni puedo ver.
Son más que los cabellos de mi cabeza, y mi corazón desfallece.
13 Por favor, Señor, ¡ven a librarme! ¡Ven pronto, Señor, en mi auxilio!
14 Sean confundidos y avergonzados todos los que tratan de matarme;
huyan derrotados todos los que procuran mi mal;
15 que la vergüenza de su derrota humille a los que se burlan de mí.
16 Pero que todos los que te buscan se alegren en ti y se regocijen;
que los que aman tu salvación digan siempre:«¡Cuán grande es el Señor!»
17 Y a mí, pobre y necesitado, quiera el Señor tomarme en cuenta.
Tú eres mi socorro y mi libertador; ¡Dios mío, no tardes!
Salmo 40